CRÓNICA

PRIMER ACCIDENTE FATAL DE LA AVIACIÓN NAVAL LUEGO DE SU REACTIVACIÓN EN 1954
Carlos Saldivia Rojas
Suboficial Mayor Naval
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Los Aviadores Navales nunca mueren…solo vuelan más alto y siempre estarán en nuestras memorias.
Lamentablemente no todo es celebración para los Aviadores Navales cada 16 de marzo.
El 16 de marzo de 1955, ocurrió el primer accidente de la nueva etapa de la Aviación Naval. Se había dispuesto que el Armada 101, una aeronave Beechcraft D18S, al mando del capitán de corbeta don Oscar Pickering Lewin y el copiloto el teniente 2° don Abel Campos Lira, se desplazara a Santiago a embarcar al Ministro de Defensa y al Comandante en Jefe de la Armada para traerlo a Valparaíso y que participen en la despedida del Buque Escuela “Esmeralda” que iniciaba su primer crucero de instrucción.
La “Esmeralda” había sido recién adquirida por la Armada de Chile a España y llegada a la Patria en septiembre de 1954, al mando del capitán de navío Horacio Cornejo. Después de algunas reparaciones y acondicionamiento, se encontraba listo, para lo que iba a ser el primer crucero de instrucción de guardiamarinas y grumetes.
La aeronave despegó desde “El Belloto” con condiciones de visibilidad limitada. Aparentemente experimentó una pérdida de potencia por formación de hielo en el carburador, impactando contra un cerro del fundo “Las Cenizas” de la parte alta del puerto de Valparaíso, en las proximidades de la planta y antenas de una emisora de radio. Perecieron en el acto ambos oficiales.
En el lugar denominado “El Polvorín” del fundo “Las Cenizas”, a poco menos de 100 mts. de la casa del cuidador, Juan Bueno, se encontraba el avión totalmente destrozado y aún humeando. Junto al montón de fierros retorcidos estaban los cuerpos carbonizados de los dos pilotos.
El primero en llegar al lugar del accidente fue el cuidador del recinto “El Polvorín”, Juan Bueno, quien a la hora del accidente se encontraba recorriendo el bosque cuando sintió el ruido de un avión en la densa neblina que cubría el sector, el ruido se sentía muy bajo y eso le inquietó, casi en el acto sintió un fuerte golpe y vio el resplandor de las llamas. A los gritos de su mujer, corrió a su casa y acudió junto a los restos del avión para ver si podía prestar alguna ayuda a la dotación de la aeronave, pero era demasiado tarde, cuando éste llegó, el avión estaba totalmente envuelto en llamas. Bueno corrió a llamar por teléfono a Carabineros.
Momentos después llegaron Carabineros de un Retén del alto de Valparaíso, sargento Joel Valenzuela y el carabinero Juan Leal, quienes al llegar sólo vieron la inmensa hoguera del avión, cuyas llamas se elevaban a más de 30 mts.
Luego acudieron los carros de la Primera y Undécima Compañía de Bomberos de Valparaíso, quienes procedieron a extinguir el fuego. Llegó también al lugar del accidente personal de la Armada, más tarde lo haría el Jefe del Departamento de Aviación, capitán de fragata Calixto Pereira y el Jefe del Escuadrón Aeronaval de «El Belloto», capitán de corbeta Roberto Vargas Biggs, y otras diversas autoridades navales, el Ministro de Defensa Tobías Barros Ortíz junto al Comandante en Jefe de la Armada, Vicealmirante Francisco O´Ryan Orrego.
En el hall de la Intendencia en la ciudad de Valparaíso, se levantó una capilla ardiente, donde fueron velados los primeros mártires de la Aviación Naval en su etapa de resurgimiento.
El jueves 19 de marzo de 1955, a las 11 hrs. el capellán de la Armada Francisco Gillmore ofició una misa por el eterno descanso de sus almas, posteriormente sus restos fueron trasladados al Cementerio N° 2 de Valparaíso. En el camposanto, los restos fueron despedidos por el capitán de navío Guillermo Leihgton. Luego habló el capitán de corbeta Hugo Alsina Calderón a nombre del curso del capitán Pickering, por último, a nombre del curso del teniente Campos, lo realizó el teniente 2° Ivan Petrovic.
Rindieron los honores de reglamento un Destacamento de Honor del Regimiento de Defensa de Costa de Playa Ancha. Las carrozas fueron escoltadas por cadetes navales.
Asistieron a los funerales el Ministro de Defensa Sr. Barros junto al Comandante en Jefe de la Armada, Vicealmirante O´Ryan, y diversas autoridades civiles y militares.
Mudo testigo de la hora exacta del accidente, fue un reloj de pulsera de uno de los infortunados pilotos. El reloj se encontraba a más de 10 mts. de distancia entre unos matorrales, semi destrozado, pero marcando claramente las 07:43 hrs., como mudo testigo del infortunado vuelo del capitán Pickering y del teniente Campos.
Este lamentable accidente, en la época en que se reiniciaban las actividades, hizo extremar los esfuerzos por mejorar las precarias instalaciones y sistemas terrestres. En abril de 1955 se instalaron equipos de comunicaciones destinados a mejorar el enlace con las aeronaves que se encontraban en vuelo.
El accidente descrito tuvo un interesante desenlace jurídico. La Corte Suprema resolvió una contienda de competencia entre el Juzgado Naval de Valparaíso y el Juzgado de Aviación de Santiago. La sentencia estableció que los procesos derivados de accidentes de aeronaves de la Armada debían ser llevados por los juzgados navales competentes. Esta decisión judicial tuvo la importancia de establecer que el desarrollo de actividades aéreas, con las consecuencias jurídicas que de ellas pudieran derivarse, no estaban sujetas a una autoridad aeronáutica militar única.
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